Las mujeres y el periodismo. La informacion y la sensibilidad en los medios
Periodismo de género
Por F. Javier González Martín
Artículo publicado en el periodico Part Forana de Mallorca el 20 de diciembre de 2007
Acabo de escuchar una noticia en una emisora nacional que me deja alucinado. La noticia sobrecoge, se trata de un ataque suicida, pero el modo de contarla produce indignación por la forma en que se ha redactado y leído. En Afganistán ha muerto un soldado italiano, a continuación se da su nombre, su graduación militar, lugar y circunstancias en que se ha producido el ataque, número de soldados italianos desplazados a Afganistán y una “coletilla” final: en el mismo acto terrorista han fallecido seis niños.
Estas noticias son tan habituales que ya casi no las consideramos noticia por el desgaste emocional que representa la repetición, pero si además de acostumbrarnos a desayunar con la sangre que generan los terrorismos de toda calaña, pretenden acostumbrarnos a ciertas tergiversaciones periodísticas, debemos revelarnos y alzar la voz en defensa de la ecuanimidad.
La muerte de un soldado de cualquier nacionalidad es algo muy doloroso y triste para su familia, amigos y compañeros, pero desde el momento en que una persona elige esa profesión militar y accede a ser destinado a un lugar en permanente conflicto bélico, sabe que ese riesgo “va incluido en el sueldo”. Sin embargo cuando seis niños pierden su vida de una manera tan absurda es algo más que doloroso y triste para toda la humanidad y resulta elemental deducir que seis muertes son más importante que una muerte.
En la óptica del redactor periodístico, desde el momento en que la noticia viene constituida por la muerte del soldado mientras que la muerte de los seis niños es sólo una coletilla final, parece que lo que importa destacar es el resultado del enfrentamiento militar entre dos facciones, expresado en número de bajas de sus efectivos y que todo lo demás viene enmarcado en esa absurda definición de “daños colaterales” que en realidad son muertes por mala puntería de personas ajenas al conflicto o peor aún, muertes inútiles originadas por personas mal denominadas suicidas, cuyo objetivo principal no es quitarse la vida, sino causar el mayor daño posible a un elevado número de personas.
Si las conductas indecentes de los que originan estas matanzas, se nos relatan con una mentalidad militarista carente de sensibilidad no deberá extrañarnos que nuestra sociedad y en especial nuestros jóvenes aprendan e imiten ese talante tan inhumano. El mensaje implícito es que la muerte del soldado es importante porque conocemos su nombre y nacionalidad. La de los seis niños, como no sabemos sus nombres, ni su idioma ni qué hacían en la zona de suceso, pasan a un segundo plano de mera información de relleno.
Cuando las empresas periodísticas cuenten con el necesario contrapeso femenino se esforzarán por lograr un esmero informativo y brindar una visión escrupulosa de los hechos, libres de otros intereses que no sean los del rigor y la defensa de la ecuanimidad informativa.
Uno se pregunta si el periodismo, hasta hace pocos años un coto casi cerrado para las mujeres, sigue todavía dominado por la mentalidad masculina tendente al enfrentamiento e insensible hacia las víctimas verdaderas. Admito que cada vez hay más mujeres en los medios de comunicación, pero por el momento, hay que fijarse en cuántas mujeres están ejerciendo de directoras de periódico, de radio o de televisión o incluso de profesoras en las facultades de ciencias de la información, porque es ahí donde se pueden empezar a producir los cambios de inercia.
No es que haya que ser mujer para darse cuenta de estos desafueros informativos, pero creo no descubrir nada nuevo al afirmar que la mujer tiene una especial sensibilidad hacia la ecuanimidad y la justicia, además de mejores habilidades lingüísticas, razón por la que una participación más intensa de la mujer en los medios de comunicación puede ayudar a cambiar muchos enfoques que son hábitos informativos basados en manipulaciones históricas, intentos de glorificar el enfrentamiento y el militarismo, visiones todas ellas propias de la mentalidad periodística masculina.
Por esta misma razón, quizá no deba extrañarnos que un acontecimiento de alcance mundial como la reciente Cumbre Internacional de Mujeres Gobernantes, celebrado en Nueva York a mediados de noviembre haya pasado prácticamente desapercibida en los medios de comunicación. En esa cumbre, que reunió a más de 70 mujeres con cargos como presidentas de gobierno, primeras ministras, etc. se trataron varios temas relacionados con la seguridad mundial desde la perspectiva femenina y propugnaron un concepto de seguridad menos militar y más humano. Si la cumbre hubiera sido de sólo siete jefes de gobierno varones, seguro que hubiera sido noticia. Si son 70 mujeres jefas de gobierno y ministras, se considera una anécdota impropia de las primeras páginas.
Auguro que cuando las empresas periodísticas cuenten con el necesario contrapeso femenino, las personas dedicadas a recoger, escribir, filmar y mostrar los acontecimientos de la actualidad, se esforzarán por lograr un esmero informativo y brindar una visión escrupulosa de los hechos, libres de otros intereses que no sean los del rigor y la defensa de la ecuanimidad informativa. Lo cual no significa que deban prescindir de otros intereses, sino más bien ajustarlos al criterio deontológico de una profesión ejercida por igual por hombres y mujeres, en un terreno en el que ellas cuentan con ventajas de salida. El periodismo llegará entonces a ser una ciencia de la información. Mientras tanto, me temo que la palabra “ciencias” con que se define a su facultad universitaria le seguirá viniendo algo ancha, a juzgar por la redacción de algunas de las noticias que nos llegan.
Periodismo de género
Artículo sobre el periodismo y las mujeres, la información y las noticias, la sensibilidad y la comunicación.
Por F. Javier González Martín, escritor. Autor de El fin del mito masculino