Varios científicos de Escocia y Singapur han desvelado un misterio que ha mantenido perplejos a los investigadores desde que se comenzó a difundir la idea de que el vino tinto aportaba beneficios para la salud.
Hoy sabemos que no es precisamente el vino tinto, sino la uva negra (Vitis Vinifera, ver propiedades de la uva), una fruta que utiliza el resveratrol (fitoalexina) presente en la piel y en las semillas de esta variedad de uva, para protegerse de ciertas plagas. Al protegerse de las agresiones exteriores ¿es posible que la vid nos esté protegiendo frente a ciertos tipos de cáncer o nos aporte una nueva vía para el alargamiento de la vida?
La uva negra ayuda en la prevención del envejecimiento prematuro, por su alta concentración de antioxidantes. Además, tomar zumo de uva negra incluyendo la piel, la pulpa y las semillas, alimenta el sistema circulatorio favoreciendo la salud cardiovascular, mejorando el sistema inmune y los estados anémicos. Previene además enfermedades del riñón y problemas intestinales.
El resveratrol controla la inflamación, tal como se publicó en la revista FASEB de agosto de 2009, que además señalaba cómo el resveratrol (o un derivado de este) puede utilizarse para tratar enfermedades que provocan una inflamación potencialmente mortal, como la apendicitis, la peritonitis y la sepsis sistémica, que es la presencia de organismos patógenos o sus toxinas en la sangre.
«Ciertas enfermedades inflamatorias agudas, como la sepsis, no tienen un tratamiento fácil y muchas personas mueren a diario por falta de un tratamiento eficaz» comentó Alirio Meléndez, profesor de la Facultad de Medicina y del Centro de Investigación Biomédica de Glasgow (Escocia), que participó en esta investigación, cuyo objetivo principal fue el identificar una terapia nueva que facilite el tratamiento de las enfermedades inflamatorias agudas.
Las ventajas descubiertas en el resveratrol sugieren que esta sustancia puede convertirse en la base para tratamientos de enfermedades inflamatorias, que son muchas y muy frecuentes.
Afirmar que el vino tinto favorece la salud es tendencioso y desde luego es menos que una media verdad, porque la clave radica en la cantidad que podemos ingerir. Si por ejemplo, tomamos una botella de vino tinto, lo que ya resulta bastante peligroso, estaremos ingiriendo entre 0.5 a 0.03 miligramos de resveratrol. Sabemos que para que una persona adulta perciba los beneficios del resveratrol, debe consumir cerca de 320 miligramos, y eso serían 640 botellas de vino. Esperemos que los productores de vino tinto busquen otros argumentos más solventes para vender sus productos.
El resveratrol es el antioxidante más fuerte y nos defiende de los radicales libres, lo que da como resultado que tengamos un envejecimiento retardado o más lento.
Lo que hace esta sustancia es dar elasticidad en las arterias para que la sangre fluya con más facilidad y las células reciban más aportación de oxígeno, lo que se traduce en un mejor funcionamiento celular y que, como consecuencia, tenga notables efectos antienvejecimiento.
Sin embargo, no es prudente esperar que el resveratrol y los productos farmacéuticos a base de esta sustancia que han surgido recientemente como el Revidox, puedan convertirse en productos milagro, supliendo las ventajas de una dieta saludable, la necesidad del ejercicio y una mentalidad abierta y flexible, como la forma óptima de alargar la vida con salud. Una cápsula no va a remediar años de alimentación tóxica y sedentarismo.
Si como propósito para este nuevo año que acabamos de empezar, nos hemos propuesto frenar el envejecimiento y prolongar nuestra vida, sepa que ahora ambos objetivos son posibles, pero comience por adoptar una dieta rica en frutas y verduras y que el resveratrol en formato farmacéutico sea, en todo caso, un complemento y no la base de sus esfuerzos por mantenerse con salud hasta cumplir, por lo menos los 100 años.
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