¿Ha observado que los medios de comunicación y el propio Ministerio de Sanidad nos bombardean y atemorizan con los peligros de la esperada pandemia de gripe?
La cuestión es ¿nos lo creemos todo o bien se trata de una nueva campaña de publicidad de los gigantes farmacéuticos como Baxter y Novartis que se mueven a toda velocidad para preparar una inoculación masiva por todo el planeta contra la Gripe tipo H1N1 a base de miedo y de vacunas para el próximo otoño?
Cuando hay tantos miles de millones de Euros para engrosar las arcas de estas empresas que se alimentan de las enfermedades reales o inventadas y cuando sabemos que estas empresas subvencionan campañas electorales de algunos países, el escepticismo y la sospecha se acrecienta.
Hasta la fecha, por lo menos 50 países han pasado sus pedidos o están negociando con los gigantes farmacéuticos para conseguir las vacunas, no solamente a las citadas Baxter de EE.UU. sino a las otras compañías con base en Europa, como la suiza Novartis AG, que ya cuenta con pedidos de la vacuna confirmados por 35 países y la española Sanofi-Aventis.
Quiza el nombre de Baxter les suene, ya que hace unos meses la vacuna fabricada por esta empresa contra la gripe habitual de cada invierno en Estados Unidos, había sido contaminada con el virus mortal de la gripe aviar en una de sus instalaciones en Austria. Este “error” habría causado millones de muertes, a no ser porque fue descubierto a tiempo por un laboratorio en la República Checa. A mi entender, siempre es menos peligroso padecer una gripe normal que arriesgarse a los efectos que una vacuna de este tipo pueda producir en nuestra salud.
Pero tampoco es necesario esperar pasivamente. Hoy sabemos que podemos protegernos contra la gripe, gracias a las investigaciones del Dr. John J. Cannell, un psiquiatra del Hospital Atascadero de California. En el año 2005, se extendió una epidemia de gripe A en este hospital y uno tras otro, todo el personal sanitario se iba contagiando a medida que los pacientes sufrían resfriados, fiebre, constipados y fuertes dolores de cabeza.
Se dio el caso de que sólo un grupo de pacientes del hospital quedo libre de contagio, los del Dr. Cannell. ¿El motivo? A pesar de que sus pacientes se mezclaban con los de otros médicos y personal sanitario y no había una diferencia notable en la edad, estado de salud o tratamientos médicos, la única diferencia que se pudo percibir es que los pacientes del Dr. Cannell habían estado recibiendo una dosis diaria de vitamina D durante los últimos meses. De los pacientes que recibieron dosis diarias de vitamina D, ninguno se vio afectado por la epidemia de gripe.
La investigación que siguió por parte del Dr. Cannell le llevó a conclusiones notables sobre la eficacia de la vitamina D como un potente antibiótico y antiviral. Al parecer la vitamina D aumenta la producción de los péptidos antimicrobiales, un tipo de proteina que destruye rapidamente las membranas de las células de las bacterias y los virus, incluido el de la gripe. Estos péptidos también mantienen los pulmones libres de la infección.
Pero eso no es todo. Al tiempo que la vitamina D destruye los virus causantes de la gripe, simultaneamente realiza otra función protectora, ya que evita que el sistema inmune produzca una cantidad excesiva de productos inflamatorios (citoquines) que atacan las membranas respiratorias sensibles. En los casos graves de gripe, esta inflamación puede destruir la cubierta de las células del tracto respiratorio.
En los comienzos de la historia humana, el cuerpo estaba en contacto con el aire y pasabamos la mayor parte del tiempo en el exterior. Con sólo unos 20 minutos de exposición al sol, podíamos sintetizar 20.000 unidades de vitamina D en 48 horas. Nuestra exposición casi permanente al sol nos aportaba inmunidad contra las enfermedades contagiosas.
Comparemos esa situación con la sociedad actual. Pasamos la mayor parte del día en lugares cerrados y quiza ingerimos unos centenares de unidades de vitamina D en nuestra dieta. En las últimas dos décadas incluso comenzamos a embadurnarnos la piel con protectores solares, lo que reduce aún más las posiblidades de conseguir vitamina D. No es de estrañar que la gripe continúe siendo una plaga, y un gran negocio para la industria farmacéutica que nos vende primero los protectores solares y luego las vacunas contra la gripe.
Por tanto es aconsejable hacerse revisar los niveles de vitamina D, porque está comprobado que un nivel adecuado de esta vitamina hace que las infecciones virales y bactereológicas sean muy raras. Depediendo de su salud personal y otros factores, su médico puede determinar que usted necesite hasta 5000 unidades diarias de vitamina D, especialmente en otoño e invierno y esa puede ser la forma más sencilla, menos costosa y menos arriesgada de protegerse contra la gripe y contra su vacuna, o bien que tome la decisión de no creerse todas las mentiras que nos están contando sobre los peligros del sol en la piel y se decida a recibir esa dosis a traves de la piel que es la forma natural de protegerse contra la gripe.
F. Javier González
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