El periodista Luis M. Diez me hizo esta entrevista que salió publicada (extractada) en el diario El Correo de Bilbao. Os la ofrezco en su versión completa.
-¿Qué franjas de edad comprenden la tercera edad y la cuarta edad?
Los conceptos tercera y cuarta edad son convencionalismos que solo pretenden describir una franja aproximada de edad sin límites precisos.
Habitualmente nos referimos a la tercera edad como sinónimo de personas que pasan de los 65 años.
Como en el libro que he escrito «Envejecer es bueno para la salud» afirmo que la tercera edad no es el final, sino que puede haber una «cuarta edad» que nos llevará a prolongar la vida hasta más allá de los 100 años, no como algo extraordinario, sino de manera habitual, decidí poner énfasis en ese concepto de cuarta edad, que podría ser el tramo de los 90 años en adelante.
-Esas dos últimas etapas de la vida se asocian a enfermedades, problemas de movilidad, inactividad… Aporte su visión optimista, ¿cuáles son las ventajas de llegar a edades por encima de los 60 años?
Es cierto que continuamos por inercia asociando ancianidad/enfermedad como conceptos inseparables, pero actualmente ya no se basa en la realidad cotidiana sino en la tradición o creencia generalizada. Hasta hace un siglo la esperanza de vida estaba en los cuarenta y tantos, de ahí que los 60 se considerasen una edad avanzada.
Hoy morir a los 60 es absurdo cuando con un mínimo cuidado podemos llegar a los 90 y si hemos tenido una vida sana no es nada difícil llegar a superar los 100. La ciencia ya trabaja con vistas a que en poco más de una década podamos llegar a un promedio de vida de 120 años. Es decir en un siglo hemos duplicado la esperanza de vida de 40 a 80 años, y la ciencia espera volver a duplicarla de 80 a 160 en un par de decadas.
Morir a los 70 años pudiendo vivir 30 años más es un auténtico derroche, especialmente si esos últimos 30 son los años en los que podemos disfrutar de todo aquello que durante la vida laboral no podíamos hacer.
-¿Cuáles son las reglas de oro para vivir más y llevar la edad de la mejor manera posible?
La primera regla de oro es admitir que “el elixir de la eterna juventud” existe pero está en el único sitio donde no buscamos, que es en nuestro interior.
La segunda y relacionada con la primera, es mas bien un dato estadístico confirmado por la gerontología moderna: Para mantener un envejecimiento activo y saludable el 75 % de los cambios debemos hacerlos en nuestra actitud mental. La genética, la alimentación o el ejercicio, con ser muy importantes, sólo representan el 25%
-Importancia del envejecimiento activo. Consejos prácticos.
La jubilación a los 65 años es un concepto inventado por el Canciller alemán Von Bismark en el siglo XIX para los militares, para evitar pagarles muchos años ya que la esperanza de vida estaba muy por debajo de esa edad.
Al margen de cuando una persona quiera dejar su actividad profesional remunerada, debemos desechar esa idea de que la vida activa termina con la jubilación.
El primer consejo es abandonar la tiranía o dictadura de la juventud obligatoria. Cada vez hacemos más esfuerzos y gasto para mantenernos y parecer jóvenes, mientras que, al mismo tiempo, llevamos un estilo de vida y de alimentación que favorece el envejecimiento prematuro.
Es indudable que hay vida después de los 65, pero no sólo en el plano físico. La ciencia nos ayuda a hacerla más larga, nosotros debemos hacerla más ancha.
-¿Qué papel deben jugar las personas mayores en la sociedad? ¿Cómo pueden ganar protagonismo?
El alargamiento de la vida, que es un proceso inexorable, va a hacer que las personas mayores sean en primer lugar el grupo humano más numeroso, por tanto van a ser en pocos años el grupo más numeroso de consumidores y de votantes. Esta realidad por sí sola ha de producir cambios importantes en la sociedad.
Una sociedad inteligente dará protagonismo a las personas con más experiencia y conocimientos acumulados y les dará oportunidades para que sigan activos como consultores, consejeros para personas más jóvenes que comienzan. Las sociedades no inteligentes solo se preocuparán por proporcionarles medicinas (como si todos o la mayoría estuvieran enfermos), ayudas a la dependencia, (como si todos o la mayoría fueran discapacitados) y lo que es peor, el tratamiento de personas inservibles e inútiles para la sociedad.
Para ganar protagonismo tenemos que actuar como personas activas, útiles socialmente y creativas. No está de más recordar que la edad promedio de las creaciones más grandes de la humanidad se situa en torno a los 60 años, como ejemplo: Pau Casals a los 96 años estaba en plena capacidad creadora, igual que Picasso a los 91, Rubinstein a los 90, Victor Hugo, Goethe y Matisse a los 83, Platón, Kant y Verdi a los 80, Fleming a los 74, Pasteur a los 73, Wagner y Leibniz a los 70,
-La alimentación juega un papel fundamental en la vida. ¿Qué alimentos y suplementos de vitaminas y minerales son especialmente recomendables a partir de la tercera edad (para el cuerpo y la mente)?
Lamentablemente la medicina ha estado demasiado tiempo desconectada de la nutrición. Esta tardanza en relacionar la nutricion con la salud es responsable de muchas de las conocidas como enfermedades de nuestra sociedad industrial.
A partir de los 60, el principal cambio en el modelo alimenticio es reducir la ingesta de calorías, o dicho de manera más gráfica empezar a comer en platos más pequeños.
A partir de los 60 es conveniente, según cada caso, tomar suplementos como el colágeno, el magnesio, el calcio y el resveratrol. En el plano mental hay que recordar que el estrés crónico o el estrés mal gestionado debilita el sistema inmune y es, por tanto, responsable de muchas de las enfermedades mortales en la actualidad.
-Las actitudes personales ante la vida marcan en buena medida cómo será la vejez. No obstante, ¿podrían las administraciones públicas echar una mano mediante campañas para fomentar una vida sana?
Las administraciones públicas es dificil que ayuden, basicamente porque algunas de las organizaciones y entidades de más peso como son los bancos, las aseguradoras y el propio ministerio de trabajo y seguridad social carecen del menor interés en que se prolongue la vida de las personas, más bien las muertes prematuras entre los 60 y 70 años favorecen sus intereses.
Los medios como la televisión podrían ayudar a cambiar actitudes si cada vez que dan una noticia sobre personas mayores dejaran de emitir de fondo imágenes con personas mayores ociosas, jugando a las cartas o el dominó, lo que contribuye a crear una imagen negativa de la ancianidad.
Por otra parte, el gigantesco negocio de la industria farmacéutica está basado en la cronificación de la enfermedad y sus poderosos lobbies se encargan de que las administraciones no estorben.
-Se dice que nunca es tarde para nada, pero ¿cómo se pueden cambiar los hábitos y, sobre todo, las forma de pensar dañinos que nos llevan acompañando durante décadas?
Lo primero admitiendo que hoy es posible llegar a los 100 años con unos mínimos cuidados.
En el plano mental muchas personas aún siguen atrapados en el siglo XIX pensando que Dios decide nuestras enfermedades mientras otros siguen atrapados en el siglo XX creyendo que son nuestros genes los que determinan nuestro destino. La ciencia del siglo XXI nos dice que el envejecimiento no es algo que nos esté pasando, sino en gran parte es algo que nuestro cuerpo ha aprendido a hacer. Ha aprendido a cumplir con la programación que nosotros, los programadores, le suministramos. El envejecimiento se inicia en la mente y luego esa información se la transmitimos al cuerpo, a las células que obedecen y comienzan a apagar circuitos. Pero no tiene por qué ser así. Bernard Shaw lo expresó con claridad: “No dejamos de jugar porque nos hacemos viejos, sino que nos hacemos viejos porque dejamos de jugar”
F. Javier González