En anteriores trabajos publicados en esta misma web, he compartido el resultado de mis investigaciones para conocer los “10 pasos a tener en cuenta a partir de los 60” y más recientemente los “8 pasos para llegar a centenarios con salud”.
Para entender mejor esa información debemos saber que el cuerpo está diseñado para actuar y funcionar solo en dos modos: Modo crecimiento y modo protección. Recuperar o conservar la salud, alargar los años de vida o ser feliz a los 70, cualquiera que sea nuestro objetivo, requiere saber distinguir la diferencia y consecuencias de estos dos modos.
Para entenderlo mejor, una lavadora tiene el modo lavado y el modo centrifugado. De hecho también tiene el modo enjuague, modo lavado en frio, en caliente, etc. En cierto modo nosotros funcionamos así pero de manera más simple, solo dos modos o programas: modo protección y modo crecimiento. Otro ejemplo sería el coche, o pisamos el acelerador para avanzar o el freno para detenernos, pero nunca ambas cosas a la vez.
Partamos de la base
Nuestro cerebro tiene como función principal la superviencia, por eso es tan importante el modo protección, pero lo hace con un propósito claro que es crecer y desarrollar el cuerpo-mente-espíritu que somos, por eso es importante el modo crecimiento.
Siendo tan importantes ambos modos, la siguiente realidad inquietante es que no pueden funcionar a la vez, y de ahí la conclusión de que cuanto más tiempo estemos en modo protección, menos oportunidad tenemos de crecer. Somos un sistema binario y las células solo deciden entre modo crecimiento y modo protección. Se abren cuando reciben nutrientes y se cierran cuando necesitan protegerse, pero no pueden hacer las dos cosas a la vez. Como consecuencia en el modo crecimiento disponemos de todo nuestro potencial y deberíamos permanecer así buena parte de la vida, mientras que el modo protección habría de ser momentaneo y sujeto solo a situaciones de emergencia.
Modo Protección
Nuestro organismo dispone de dos sistemas de protección y ambos son vitales para el sostenimiento de la vida. El primero pone en marcha mecanismos que nos defienden de las amenazas externas. Se llama el eje HPA (hipotalámico-pituitario-adrenal) que regula las hormonas del estrés como la adrenalina y el cortisol. Si no hay amenazas este eje permanece inactivo y florece el crecimiento. Pero si el hipotálamo del cerebro capta una amenaza, pone en marcha el eje HPA enviando una señal a la glándula pituitaria responsable de organizar a los 50 billones de células de la comunidad de nuestro cuerpo para que se ocupen de neutralizar la amenaza, haciendo que las glándulas adrenales coordinen la respuesta de “luchar o huir”.
El segundo sistema de protección es el sistema inmune, encargado de protegernos de las amenazas que se puedan producir por debajo de la piel, como las que causan las bacterias o compensar hasta donde sea posible las irregularidades de una alimentación no equilibrada, como la que predomina en nuestra sociedad.
Eso sucede a nivel celular y es la base biológica de nuestra supervivencia, pero de la piel hacia afuera también funcionamos así, cualquier amenaza real o imaginaria, es decir cualquier miedo nos coloca automaticamente en el modo protección y cesa el crecimiento.
Modo crecimiento
Crecimiento y protección es el principio binario del control de la información. Ocurre a nivel celular sin nuestra voluntad y la realidad casi mágica, por los maravillosos resultados que genera, es que también podemos elegir con nuestra mente y nuestra voluntad vivir en modo crecimiento. Este es el modo en el que estamos en el ahora continuo, libres de cualquier angustia del pasado y de cualquier miedo al futuro.
Si yo decido de manera consciente, que mis células trabajen en modo crecimiento, estoy realizando la unión cuerpo-mente-espiritu. La mente, que no reside solo en el cerebro sino en todas las células, decide dejar de lado el miedo y funcionar en modo crecimiento y así permito que mi energía no esté solo ocupada en los dos sistemas de protección y se concentre en crecer, aprender, mejorar, entender, amar y como resultado puedo incluso llegar al nucleo de la espiritualidad, porque no solo permito que ambos hemisferios de mi cerebro trabajen al unísono utilizando la razón y la intuición, las emociones y los pensamientos, sino porque eso abre la vía de comunicación entre el corazón y el cerebro, un canal que generalmente mantenemos bloqueado por residir habitualmente en el modo protección.
Si entendemos que el crecimiento y la protección son modos mutuamente excluyentes y así actuan nuestras células: una célula no puede estar en modo crecimiento y protección a la vez, o se protege o crece, se mueve hacia adelante o hacia atrás pero nunca ambos modos a la vez, podemos entender que, como humanos formados por esas células, también nos movemos en esa linea de crecimiento (amor) o protección (miedo) las dos polaridades. El amor genera y favorece el crecimiento y a la inversa el miedo lo frena o impide.
La mejor manera de estar en modo crecimiento es estar libre del estrés crónico. A mayor estrés menos crecimiento (aprendizaje, salud, bienestar).
Cuando el estrés crónico interfiere en el modo crecimiento, estamos expuestos a las enfermedades, ya que el cuerpo es incapaz de mantener la vitalidad metabólica durante mucho tiempo.
Estas realidades de la biología se vuelven más importantes y decisivas a medida que alcanzamos edades más avanzadas. Si en los primeros 50 años de nuestra vida las hemos ignorado o dejado de lado, es posible que la gran capacidad de nuestro cuerpo con dos sistemas de protección exterior (eje HPA) e interior (sistema inmune) hayan funcionado y tengamos una salud medianamente aceptable, lo cual no dice nada en cuanto a nuestro grado de crecimiento (aprender, entender, ser feliz, amar).
Le invito a que los próximos 50 años, la segunda parte de su vida, tenga en cuenta lo que le sugieren sus células, a cuya imagen estamos hechos. Hay muchas menos amenazas de las que le han contado y con las que le han adoctrinado desde la escuela hasta lo que le cuentan los medios de comunicación todos los días y abandone el modo protección (miedo) para afincarse en el modo crecimiento.
Como las reacciones de protección acaparan toda la energía posible, es más facil contraer enfermedades. Cuando mantenemos ese modo protección durante algún tiempo, se detiene o bloquea la generación de la energía que necesitamos para conservar y alargar la vida o para que nuestro sistema inmune nos mantenga sanos. Por otra parte la regeneración celular, un proceso que debe ser constante, solo es posible en el modo crecimiento.
F. Javier González
Investigador en gerontología
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