Bombas de racimo y exportacion a paises en guerra
Los racimos de la ira
Por F. Javier González Martín
Columna publicada en Bon Dia Mallorca el 23 de octubre de 2007
Atacar al enemigo con bombas de racimo no es bombardearles con uvas, sino lanzar unos artefactos que dispersan cientos de submuniciones y bolas de acero que matan indiscriminadamente y cuyas víctimas suelen ser civiles en un 98%.
No revelo ningún secreto de estado al decir que las bombas de racimo son tan españolas como la tortilla o la paella porque se fabrican en dos empresas españolas: Explosivos Alaveses en Vitoria e Instalaza en Zaragoza.
Estas bombas a veces quedan en el suelo sin explotar como “municiones durmientes” en espera de que algún niño las pise camino de la escuela, o algún labrador quede destrozado mientras recoge su cosecha. En 2006 se lanzaron miles de estas bombas de racimo sobre el sur de Líbano, el 60% en zonas habitadas.
Tener un ejército para mantener la seguridad es una cosa, fabricar y exportar este tipo de armas a países irresponsables es otra muy distinta, que lo viene haciendo tanto el gobierno que fomenta el dialogo de civilizaciones, como los anteriores gobiernos españoles.
por F. Javier González Martín, escritor. Autor de El fin del mito masculino
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