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Maternidad de la mujer moderna
Por María José Atiénzar
Las madres de los años 70 tuvimos que luchar por conseguir formación y trabajo digno en España. Ahora nuestras hijas se plantean dejar el trabajo para poder criar a sus bebés. Desde que una mujer accede a un puesto de trabajo se encuentra con la difícil tarea de conciliar la vida familiar con la profesional.
Según una reciente encuesta, más de la mitad de las mujeres españolas reconoce que la maternidad es percibida como un obstáculo en el ámbito laboral. Un tercio de estas madres, cuando se lo permite su situación económica, optan por pedir una excedencia al nacer su bebé, otro tercio se acoge a jornadas reducidas y un 17% deciden renunciar a su puesto, convencidas de que el trabajo puede esperar y que la crianza de los hijos es una etapa decisiva y maravillosa que merece ser disfrutada.
A las mujeres del último cuarto de siglo nos vendieron tal vez un falso feminismo de supermujeres. Liberarse pasaba por acceder a la formación necesaria y luchar por un puesto de trabajo. Muchas mujeres de entonces optaron por tener pocos hijos o por renunciar a la maternidad para entregarse de lleno a sus carreras profesionales. Eran tiempos de conseguir el reconocimiento de nuestra dignidad como mujeres. Esa batalla, felizmente ya está ganada. Ahora no se trata de retroceder en la lucha por la igualdad, pues la igualdad legal está reconocida. Pero la efectiva, con las mismas oportunidades y salarios, aún está lejos de conseguirse.
Cada vez más mujeres trabajadoras eligen quedarse en casa hasta que su bebé cumple un año. Esta nueva tendencia se da sobre todo entre las "treintañeras", que defienden la lactancia materna y buscan alternativas a un modelo laboral y productivo que significa para los bebés largas jornadas en las guarderías.
Hay países como Finlandia y Noruega, en los que la baja maternal dura 18 meses. En Alemania, se han aprobado medidas que permiten a los padres interrumpir el trabajo durante 14 meses, cobrando un 67% de su salario.
Los índices de natalidad también están cambiando. En España, cayeron en picado entre 1975 y 2005, pasando de 3,2 hijos por mujer fértil a 1,3; ahora, con la presencia de inmigrantes se ha elevado hasta el 1,6. Muchas españolas querrían tener más hijos, pero su deseo se ve frustrado por las dificultades de criarlos cuando se está dentro del mercado laboral.
Hay países como Finlandia y Noruega, en los que la baja maternal dura 18 meses. En Alemania, se han aprobado medidas que permiten a los padres interrumpir el trabajo durante 14 meses, cobrando un 67% de su salario. Es una situación que dista mucho de la española actual, donde ni siquiera todas las mujeres pueden disfrutar de los 4 meses de baja maternal legal. Algunas profesionales autónomas tienen que volver al trabajo al mes de nacer su hijo. Es una necesidad porque el sueldo de estas trabajadoras durante la baja por maternidad es mucho menor.
Además de la guardería, otra opción puede ser contratar a alguien para que cuide al niño en la casa. Pero tal vez no tiene mucho sentido pagar una buena parte de nuestro salario para que alguien ajeno se ocupe del bebé.
La cuestión es que muchas mujeres, debido al esfuerzo que les supuso estudiar y obtener un buen empleo, no quieren perder su independencia económica. Por otro lado, la mayoría de parejas no pueden prescindir de uno de los sueldos, dado el coste de la vida y en especial de la vivienda.
El cuidado de los bebés es un tema crucial. Los niños serán los ciudadanos del mañana. En la atención y las caricias que reciben en sus primeros meses se fragua una buena parte del carácter y la personalidad.
Los gobiernos han de responder en parte: el permiso de paternidad, de dos semanas, que reconoce la Ley de Igualdad española, refleja una preocupación creciente por el tema.
Hay experiencias pioneras que van incluso por delante de la legislación y se marcan objetivos interesantes en este sentido. La Fundación +Familia, otorga desde 2005 un certificado de empresas familiarmente responsables. Casi medio centenar de empresas ya lo han obtenido. Para dar este certificado, la citada fundación exige el cumplimiento de ciertas condiciones, desde las que permiten flexibilidad en los horarios laborales hasta las que favorecen el cuidado de los hijos.
Se tendría que buscar un equilibrio para que las madres jóvenes, si así lo deciden, puedan dedicar el tiempo necesario a sus hijos, sin que por ello pierdan después oportunidades en el mercado laboral.
Por María José Atiénzar
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