Sabiduria Aplicada
Objetivos de la decada de las Naciones Unidas sobre la mujer
Las Naciones Unidas, esa institución destinada a facilitar la consulta y deliberación a escala mundial con la participación de todos los países, sin anacrónicos derechos de veto y llamada a ser embrión de un órgano que facilite la gobernabilidad del planeta, tiene sus luces y sombras, sus carencias y limitaciones, propias de todo organismo en desarrollo hacia un plano superior. Las resoluciones que se generan desde sus diferentes estamentos suelen merecer escasa y desigual atención de los medios de comunicación, a menos que el tema se preste a los intereses demagógicos o manipuladores del grupo mediático en cuestión. Hago este preámbulo para introducir parte del contenido de una resolución de las Naciones Unidas del 14 de diciembre 1984, aprobada en la Reunión nº 101 de la Asamblea General, sobre los objetivos de la Década de las Naciones Unidas sobre la Mujer, en la que se establecían preocupaciones, proyectos, prioridades y convicciones sobre el papel de la mujer en el nuevo orden económico, en la promoción de la paz y en los procesos de desarrollo.
Han pasado 22 años y, quizá porque entonces los medios no le dieron al tema la suficiente importancia, seguimos teniendo que recordar que lo que sigue está pendiente en la mayor parte del mundo.
Las decisiones fueron:
- 1. Exhortar a todos los gobiernos, organizaciones internacionales y ONGs a reconocer en sus actividades la importancia de todos los aspectos interrelacionados del papel de la mujer en la sociedad, como madres, participantes en el desarrollo económico y en la vida pública, sin subestimar a ninguna de ellas.
- 2. Fomentar el modelo de desarrollo económico y social que asegure la participación de las mujeres en todas las esferas del trabajo, con igual salario para igual trabajo de igual valor e iguales oportunidades para la educación, la capacitación profesional y vocacional, teniendo en cuenta la necesidad de combinar todos los aspectos del rol de las mujeres en la sociedad.
- 3. Exhortar a los gobiernos, organizaciones internacionales y ONGs a que promuevan la creación de aquellas condiciones que permitan a las mujeres participar como socios igualitarios con los hombres en la vida pública y política, en el proceso de toma de decisiones en todos los niveles y en la gestión de los diferentes ámbitos de la vida en sociedad.
- 4. Exhortar a los gobiernos a reconocer el estatus especial y la importancia social de la maternidad y a tomar, en el contexto de sus habilidades y condiciones especiales, todas las medidas necesarias para fomentar la protección de la maternidad, incluyendo la paga por el permiso de maternidad, y a proporcionar seguridad para sus empleos mientras sea necesario, a fin de permitir que las mujeres, si ellas lo desean, puedan cumplir con su papel de madres, sin perjuicios para sus actividades profesionales y públicas.
- 5. Exhortar a los gobiernos a promover el establecimiento de las facilidades apropiadas para la atención y el cuidado de los niños y su educación, como medio para combinar la maternidad con las otras actividades económicas, políticas, sociales, culturales y demás, de las mujeres y proporcionarles así ayuda para su integración total en la sociedad.
- 6. Recomendar a la Conferencia Mundial que al revisar y evaluar los logros de la Década de las Naciones Unidas para la Mujer, tenga en cuenta todos los aspectos del papel de la mujer en la sociedad al formular las políticas futuras.
Vistas estas recomendaciones que han recibido los gobiernos de países grandes y pequeños, ricos y pobres, poderosos y débiles, hace 22 años, no se podrá alegar que éstos desconocen las directrices a seguir. Sin embargo mientras mantengamos el modelo de democracia defectuosa y el modelo electoral que prevalece con el estilo de confrontación y de descalificación del adversario, es muy poco probable que se avance en estos objetivos, salvo en aquellos casos donde el cumplir con alguno de ellos signifique atraer el voto femenino, allí donde se considere crucial para conseguir o retener el poder.