Partos sin dolor, cesarea y la mujer
Mujer, (no) parirás con dolor
Por Josep Ma Llauger
Publicado en el Diari de Girona el 30 de septiembre de 2007.
Según publicaban diferentes medios de comunicación a principios de esta semana, de los 400.000 niños que nacen al año en el estado español, unos 100.000 lo hacen actualmente por cesárea, o sea, un 25%. Contrariamente, en Francia y en Inglaterra el porcentaje es mucho menor. Y además el parto natural en casa es frecuente en Europa. En Holanda por ejemplo el 40% de las madres escogen esta forma de traer a sus hijos al mundo.
La OMS recomienda no sobrepasar el porcentaje del 10 – 15 por ciento de cesáreas, porcentaje que resulta de aplicar criterios estrictamente médicos y de preservación de la salud tanto de la madre como del recién nacido, o sea cuando el niño no puede salir por vía vaginal natural a causa de la estrechez de la pelvis de la madre o debido a la presencia de tumores en la pelvis o el útero, así como en casos de ruptura del útero, fetos excesivamente grandes o presentación transversal del niño, entre otras situaciones.
Desgraciadamente la cesárea se está convirtiendo en una moda en la que todos parecen estar implicados, y así lo que tendría que ser una decisión basada en criterios estrictamente médicos está siendo muy a menudo una degradación de la práctica médica basada en la comodidad, pues una cesárea, además de ser programada, dura tan sólo una hora o menos mientras que un parto normal requiere mucho más tiempo. En algunos hospitales la cesárea se dispara el viernes por la tarde. La universidad de Yale, en Estados Unidos llevó a término una investigación que revelaba que los hombres (varones) especialistas en obstetricia tenían tres veces más tendencia a hacer cesáreas que sus colegas mujeres.
El modelo de sociedad actual basado en el consumismo extremo, banalización de la existencia y alejamiento de valores espirituales ha provocado la pérdida de significados profundos en los actos y momentos más transcendentes de la vida
El modelo de sociedad actual basado en el consumismo extremo, banalización de la existencia y alejamiento de valores espirituales ha provocado la pérdida de significados profundos en los actos y momentos más transcendentes de la vida, como son el nacimiento y la muerte. Los Estados Unidos está promoviendo el nacimiento con cesárea con el argumento de “preservar intacto el canal del amor”. Se dice que la cultura es por naturaleza una perversión del mundo natural, pero una cultura que permite estas aberraciones es una cultura enferma. Cuando se pone en primer lugar la consecución de un placer puramente genital y adolescente por encima de la emoción, la alegría y la responsabilidad de traer un hijo al mundo con las mejores condiciones posibles es que hemos perdido algo esencial del significado de la vida y de la existencia humana.
El Dr. Michel Odent es un especialista famoso por haber introducido y popularizado los partos en el agua. Es también el fundador del Primal Health Rechearch Center de Londres, que se dedica al estudio de la correlación entre el período que va desde la concepción hasta el primer año de vida del niño y la salud y el comportamiento posterior en la vida. Es autor de once libros traducidos a 21 idiomas. Provocador y lúcido propone “eliminar todo lo que es específicamente humano en el parto” y recuperar en este proceso todo aquello que es compartido, por lo que hace a las necesidades básicas de la madre y el niño, con el resto de mamíferos, Es una forma de denunciar que se ha convertido un hecho biológico y natural en un acto médico. Un hecho biológico y natural que requiere no obstante unas condiciones de intimidad, silencio, confianza en el entorno, luz atenuada, presencia del padre o de otro familiar de confianza, etc.
Un grupo de científicos estadounidenses y canadienses (biólogos, neurólogos y psiquiatras) realizaron en la década de los noventa, unas investigaciones muy importantes en relación a la etapa primera de la vida humana. Quedó demostrado que el contacto, el roce, cuerpo a cuerpo del niño con la madre y otros familiares producen unos moduladores químicos necesarios para la formación de las neuronas y del sistema inmunológico. O sea que la carencia de contacto y afecto corporal en la primera etapa de la vida trastorna gravemente el desarrollo normal de los niños. Por eso cada vez hay más especialistas que desaconsejan dejar al niño solo en la cuna sin atender el llanto de reclamación.
Ha llegado la hora de cambiar el viejo y mítico paradigma bíblico de parirás con dolor, que contiene el mandato implícito de parir con temor, por uno que conlleve el parir como una celebración de la vida, que libere también a la mujer de su alienación e incapacidad de decisión, y le devuelva el protagonismo de su cuerpo acontecido altar sagrado, encarnación de la belleza y del misterio de la vida. Si, desterremos la antigua e insensata maldición y creemos un nuevo paradigma que resuene en el corazón de las mujeres y de los hombres de hoy y sea uno de los fundamentos de una nueva civilización liberada de la ignorancia, el temor y la violencia, y que diga; Mujer, parirás con alegría y amor.
Por Josep Ma Llauger. Publicado en el Diari de Girona el 30 de septiembre de 2007
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