Niñas en las escuelas de Camerún. Por Gisele Langue-Menye
Con la ayuda de sus madres, cada vez hay más niñas que van a la escuela en el Camerún
Por Gisele Langue-Menye
GAYAK, Camerún, 25 de mayo de 2007 - En un pequeño poblado de la zona norte del Camerún, un grupo de mujeres, jóvenes y adultos se reunieron bajo la sombra de un árbol de mango. Gayak se encuentra en la región más pobre del Camerún, donde 4 de cada 10 personas viven por debajo del nivel de la pobreza.
Ese día, las mujeres estaban muy animadas mientras discutían el futuro de sus hijas. "Cuando tenía 14 años, abandoné la escuela para casarme. Recibí 6 dólares por ello", dice Aminata Djida, presidenta del Club de Madres de la escuela primaria de Gayak. "Muchas de nosotras tuvimos que abandonar la escuela temprano debido a la dura carga de las tareas domésticas o a los matrimonios prematuros". En el poblado de Gayak, solamente un 49% de los niños y niñas van a la escuela, en comparación con el promedio nacional de un 79%. Solamente 1 de cada 2 niñas pueden asistir a la escuela.
Escasos recursos para la educación de las niñas
Las historias como la de Aminata Djida son muy frecuentes en las tres provincias del norte del Camerún. A medida que se hacen mayores, las familias preparan a las niñas para sus futuras responsabilidades como esposas y madres. Entregar a una hija para el matrimonio se considera de manera muy positiva entre sus familiares, ya que les proporciona honor y respeto, y al mismo tiempo reduce la pesada carga que esta hija representa para la familia. Muchos recursos se emplean para las funciones tradicionales de la niña como mujer, pero muy pocos se reservan para su educación.
Las familias son pobres y por tanto no pueden pagar todos los costes que supone la educación, como el precio de los materiales pedagógicos y de los uniformes, las tasas y demás. Debido a los escasos recursos, las familias con muchos hijos prefieren por lo general que los varones vayan a la escuela. Debido a la baja condición social de las niñas, los niños tienen más posibilidades que las niñas de que les inscriban al nacer. Por consiguiente, estas últimas carecen también del derecho a disponer de un certificado de nacimiento, un documento necesario para los exámenes y la certificación en la escuela.
Alentar buenas iniciativas
La iniciativa de las escuelas para los niños y las niñas aborda el acceso a la educación de calidad. Esta iniciativa abarca 300 escuelas y beneficia a 365.000 niños y niñas. Responde a los problemas de la pobreza y trata de superar los obstáculos culturales a la educación. Las escuelas reciben pupitres, manuales, letrinas y agua potable; los maestros reciben capacitación; y la participación comunitaria se mejora por medio de las asociaciones de madres de alumnos, o "Clubes de Madres".
Aminata Djida nunca tuvo la oportunidad de regresar a la escuela. Ella piensa que nadie tiene por qué carecer de una educación y por ello está comprometida con su labor por medio del Club de Madres, cuyo objetivo es asegurar que las niñas vayan a la escuela. "Desde que comenzamos nuestras actividades en 2002, hemos conseguido reunir a 50 madres en las reuniones mensuales", dice. "También hemos podido contar con el apoyo de los dirigentes tradicionales y de los padres, y estamos trabajando juntos".
Alianzas fructíferas
Los Clubes de madres realizan una amplia gama de actividades. Durante el día, visitan los hogares. "Cuando encontramos una niña en su casa o en el mercado, siempre le preguntamos por qué no va a la escuela", explica Nicole Hayang, la secretaria de la asociación. "También investigamos a los progenitores y hablamos con ellos".
El objetivo es tratar de encontrar una solución para que la niña regrese a la escuela. El Club de Madres organiza también debates sobre cuestiones relacionadas con la pubertad, la higiene o el matrimonio prematuro, como parte de los planes de estudio. Otorgan premios a los tres mejores alumnos de cada clase, y con la cuota anual realizan inversiones en mejoras para la escuela. Ocho niñas que habían abandonado la escuela se han reintegrado este año con apoyo del Club de Madres. Las propias niñas están empezando a comprender la importancia de una educación.
"Conozco la importancia que tiene la escuela", dice Aissatou, de 9 años. "Antes de venir aquí, no podía escribir mi nombre, pero ahora puedo ir al centro de salud con mi madre y ayudarle a leer las recetas médicas en francés. Estoy muy contenta de poder ayudarla".
El director de la escuela primaria de Gayak informó recientemente sobre el aumento de la matriculación de niños y niñas. Asimismo, en el caso de las niñas hay un aumento en la tasa de rendimiento y una disminución en las tasas de repetición. Se trata de tendencias muy positivas en las que el Club de Madres ha desempeñado un papel importante. "Como madres y mujeres analfabetas, estamos muy orgullosas de ver lo que hemos producido", dice Aminata.
Por Gisele Langue-Menye