Sabiduria Aplicada

Estudio sobre la violencia doméstica

La Organización Mundial de la Salud revela en un informe que la violencia doméstica está muy extendida y tiene graves consecuencias sanitarias.

24 NOVIEMBRE 2005 - El primer estudio sobre la violencia doméstica realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) pone de manifiesto que la ejercida por la pareja es la forma de violencia más común en la vida de las mujeres, mucho más que las agresiones o violaciones perpetradas por extraños o simples conocidos. En el estudio se describen las gravísimas consecuencias para la salud y el bienestar de las mujeres que tiene en todo el mundo la violencia física y sexual ejercida por el marido o la pareja, y se expone el grado de ocultación que sigue rodeando este tipo de violencia.

"Este estudio demuestra que las mujeres están más expuestas a la violencia en el hogar que en la calle, lo que tiene graves repercusiones para la salud femenina," afirmó el Dr. LEE Jong-wook, Director General de la OMS, en el acto de presentación del estudio, celebrado en Ginebra. "También pone de relieve la importancia de sacar a la luz en todo el mundo la violencia doméstica y de tratarla como un grave problema de salud pública."

El estudio, titulado Women's Health and Domestic Violence Against Women [Salud femenina y violencia doméstica contra las mujeres], se basa en entrevistas con más de 24 000 mujeres de zonas rurales y urbanas de 10 países: Bangladesh, Brasil, Etiopía, Japón, Namibia, Perú, Samoa, Serbia y Montenegro, Tailandia y la República Unida de Tanzania. En él se formulan una serie de recomendaciones y se exige que las instancias políticas y el sector de la salud adopten medidas para reducir el coste humano y sanitario del problema, entre otras cosas integrando planes de prevención de la violencia en diversos programas sociales.

Este estudio demuestra que las mujeres están más expuestas a la violencia en el hogar que en la calle, lo que tiene graves repercusiones para la salud femenina.

El estudio revela que entre una cuarta parte y la mitad de las mujeres físicamente agredidas por su pareja afirmaron haber sufrido lesiones físicas a consecuencia directa de ello. Además, la probabilidad de que una mujer padeciera mala salud o problemas físicos o mentales era dos veces superior en las mujeres maltratadas, aun cuando los episodios de violencia se remontaran a varios años atrás. Entre dichos problemas de salud figuran las ideas o tentativas de suicidio, los trastornos mentales y síntomas físicos como dolores, mareos o leucorrea. El estudio se llevó a cabo en colaboración con la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, la organización no gubernamental PATH y establecimientos de investigación y asociaciones de mujeres de los países participantes.

"Es sorprendente cuán uniformes resultan, según el estudio de la OMS, las consecuencias sanitarias de la violencia de pareja no sólo en un mismo país sino también en países distintos", observó la Dra. Charlotte Watts, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y miembro del equipo principal de investigadores que realizó el estudio. "Todo indica que la violencia de pareja tiene efectos parecidos sobre la salud y el bienestar de las mujeres con independencia del lugar donde vivan, del carácter más o menos violento de su entorno y de su horizonte cultural y económico". Se sabe que la violencia doméstica influye en la salud sexual y reproductiva de las mujeres y puede entrañar un mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual, entre otras el sida. En el estudio, las mujeres física o sexualmente maltratadas aludieron a la promiscuidad de su pareja y a su negativa a utilizar preservativos con más frecuencia que las mujeres que no padecían malos tratos. Asimismo, las probabilidades de haber tenido al menos un aborto, espontáneo o provocado, eran más elevadas entre las mujeres que decían sufrir violencia física o sexual a manos de su pareja.

Aunque suele pensarse que el embarazo es un periodo en que la mujer debe estar protegida, en la mayoría de las localidades del estudio entre un 4% y un 12% de las mujeres que habían estado embarazadas declararon haber sido golpeadas durante ese periodo, en más del 90% de los casos por el padre del niño por nacer, y entre un cuarto y la mitad de ellas habían recibido puntapiés o puñetazos en el abdomen.

Para los responsables políticos, el mayor problema es que el maltrato siga envuelto en un manto de silencio. Al menos un 20% de las mujeres que referían malos tratos físicos no se lo habían dicho a nadie antes de ser entrevistadas. A pesar de las consecuencias sanitarias que ello puede acarrear, muy pocas dijeron haber solicitado ayuda a servicios públicos como los de policía o salud o a personas investidas de autoridad, en lugar de lo cual prefirieron recurrir a amigas, vecinas o parientes. Las que solicitaban ayuda oficial tendían a ser maltratadas con más violencia.

"Este es el primer estudio sobre el tema realizado en Tailandia, y nos ha ayudado a entender mejor el grado de violencia que sufren las mujeres en nuestro país", señaló la Dra. Churnrurtai Kanchanachitra, de la Universidad Mahidol, miembro del equipo del estudio en Tailandia. "Las conclusiones nos ayudaron a elaborar en plan nacional para eliminar la violencia contra mujeres y niños".

En el informe se recomiendan un conjunto de intervenciones indispensables para modificar los comportamientos y acabar con las desigualdades y normas sociales que perpetúan los malos tratos. También se recomienda integrar planes de prevención de la violencia en las iniciativas que ya estén en marcha dedicadas a la infancia y la juventud, el VIH/SIDA o la salud sexual y reproductiva. Sería necesario formar a los dispensadores de servicios de salud para que supieran reconocer a las víctimas de la violencia doméstica y obrar en consecuencia. Los servicios de atención prenatal, planificación familiar o asistencia postaborto son posibles cauces para atender y apoyar a esas mujeres y derivarlas a otros servicios. Hay que hacer de la escuela un lugar seguro, reforzar los sistemas de apoyo a las víctimas y poner en marcha programas de prevención. La sensibilización de la opinión pública en torno a este problema es un elemento crucial.

"Es posible prevenir la violencia doméstica. Gobiernos y comunidades deben movilizarse para combatir este extendido problema de salud pública", dijo la Dra. Claudia García Moreno, de la OMS, coordinadora del estudio. "La OMS proseguirá su labor de sensibilización respecto a la violencia y a la importante función que puede cumplir la salud pública para abordar sus causas y consecuencias. A escala mundial, debemos impedir ante todo que se produzcan actos violentos y prestar ayuda y apoyo a las mujeres maltratadas por su pareja."

La Campaña Mundial de Prevención de la Violencia de la OMS ayuda a los gobiernos a definir programas integrales de prevención para atajar todas las formas de violencia, incluida la doméstica.

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